En los últimos días se han publicado noticias donde se hacía referencia a que la actividad de la industria cementera podría llegar a afectar a la salud de los vecinos de las fábricas de Cemex, ubicadas en Buñol y Alicante, y la de LafargeHolcim, ubicada en Sagunto. Se apuntaba, igualmente, a la falta de controles ambientales y a la ausencia de transparencia en lo relativo a la utilización de residuos como combustible.

En este sentido, es importante destacar que el empleo de residuos no reciclables como combustible en fábricas de cemento, en sustitución del combustible fósil habitual (coque de petróleo), es una actividad que se viene desarrollando desde hace 40 años en los países del centro y norte de Europa y, desde hace 25 años, en nuestro país, y que además permite reducir las emisiones globales de CO2 de nuestra industria.

La práctica de aprovechar los residuos no reciclables como fuente de energía (conocida como valorización o coincineración), está avalada por la Comisión Europea, tanto en su Directiva marco de residuos, como en el reciente Plan de economía circular de la Comisión. En España, más de la mitad de nuestros residuos municipales terminan descomponiéndose en vertederos, provocando una altísima contaminación ambiental en suelo, acuíferos y atmósfera y eliminando toda posibilidad de recuperar los recursos.

La Comisión Europea, en este plan de economía circular, dice textualmente que: «Cuando no se pueden evitar o reciclar los residuos, en la mayoría de los casos y tanto desde el punto de vista medioambiental como económico, es preferible recuperar su contenido energético en vez de depositarlos en vertederos». Por consiguiente, «la transformación de residuos en energía» puede desempeñar un papel útil y crear sinergias con la política climática y energética de la UE».

Con este contexto, entendemos que no es necesario alarmar innecesariamente a la población, ya que estamos hablando de una actividad autorizada, segura y estrictamente vigilada por parte de las consejerías de medio ambiente de las comunidades autónomas, sometida a continuas inspecciones ambientales y que acredita, en el caso de las tres fábricas de la Comunitat Valenciana, un estricto cumplimiento de los límites legales aplicables impuestos por la Unión Europea, que son de los más restrictivos a nivel mundial.

A través del Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes, con información validada por las consejerías de medio ambiente de las comunidades autónomas, se pone a disposición del público información sobre las emisiones a la atmósfera, al agua y al suelo de las sustancias contaminantes de las principales industrias (entre ellas la cementera) y otras fuentes puntuales y difusas, de acuerdo a lo establecido en la legislación internacional. Otro ejercicio de transparencia adicional, es el que lleva a cabo la industria cementera, que desde el año 2005 dispone de una Fundación laboral en colaboración con los dos sindicatos mayoritarios del sector, CC OO Construcción y Servicios, y UGT-FICA (Federación de Industria, Construcción y Agro), que anualmente publica en su página web (www.fundacioncema.org) todos los datos relativos al tipo, cantidad y naturaleza de los residuos empleados.

Por otro lado, aclarar que el apoyo explícito de la Comisión Europea a la utilización de residuos como combustible en fábricas de cemento, se produce después de que la comunidad científica, tanto a nivel nacional como internacional, haya evidenciado que esta práctica no modifica las emisiones de las fábricas, ni genera riesgos para la seguridad y salud de las personas. Son muy numerosos los estudios específicos sobre este tema procedentes de organizaciones como el Comité Consultivo sobre Efectos Médicos de Contaminantes para la Salud del Reino Unido, la Agencia de Protección Ambiental americana, la Agencia Ambiental de Inglaterra y Gales, la Agencia Ambiental alemana o, en el caso de nuestro país, los estudios de la Universidad de Alicante, la Universidad Rovira i Virgili, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Centro de Investigaciones Energéticas y Medioambientales (Ciemat), que demuestran que la valorización de residuos en cementeras es una práctica segura para la salud.

Es un hecho que en países como Alemania, Suecia, Austria, Suiza o Noruega, donde las sociedades y los gobiernos son más avanzados en protección ambiental, es donde más se utilizan los hornos de cemento para valorizar residuos. De hecho, el partido Verde Alemán, como parte de un plan de clausura de vertederos y de mejora del reciclado material y energético de los residuos, potenció en su día esta práctica cuando tuvo responsabilidades directas durante 8 años en el Ministerio de Medio Ambiente de su país.

Tribuna Levante